Muchas son las razones que te pueden impulsar a comer sin control. Y una de ellas es la búsqueda del placer. Somos adictos al placer. Buscamos el placer constantemente como si fuere algo perenne. Y todo lo que nos aleje de esa sensación "es peligroso". Porque asociamos el placer al goce de la vida. Y es entonces, que se vuelve algo casi inmediato, urgente y de cierta manera imprescindible. Siendo capaces de hacer cualquier cosa con tal de conseguir esa sensación de bienestar, incluso en detrimento de nuestra salud. El placer es una sensación que experimentamos como seres individuales y que no siempre implica los sentimientos de otras personas, por lo que su búsqueda a toda costa puede llegar a ser peligroso.
La necesidad compulsiva de comer, está muy ligada a la sensación de placer. A su vez, los cinco sentidos también están ligados a esa misma sensación y, el comer los implica a todos. Desde el olfato, la vista, el sonido, el paladar, hasta el tacto. Todos estos receptores se activan con tan solo imaginarnos lo que vamos a comer. Por eso a veces comemos cosas que ni siquiera son tan sabrosas, pero que sin embargo activan esta sensación de placer y bienestar, que podemos llegar incluso a traducir en una sensación de poder. Porque si le llegases a preguntar a alguien, por qué come algo en concreto, es más fácil que te responda porque puede sin poder darte las razones del porqué debe. Dejando claro que no está teniendo en cuenta balance calórico alguno, ni aporte nutricional.
La necesidad compulsiva de comer, es una cuestión de autodisciplina. Y es curioso, porque hay personas que son capaces de ir todos los días al gimnasio, lo cual requiere disciplina y planificación. Sin embargo, no son capaces de planificar sus comidas. A la vez no es tan curioso, cuando te das cuenta que machacarte en el gimnasio no activa de manera inmediata ninguna sensación de placer. Siendo en ocasiones todo lo contrario para muchos, que se les asemeja más al sufrimiento.
La cura: Cada vez que sientas ganas de comer fuera de hora (comida ultra procesada). Pregúntate:
- Qué tiempo hace que comiste?
- Pregúntate si verdaderamente tienes hambre?
- Qué valor nutricional tiene esa comida o que le va aportar a tu organismo?
- Cuánta agua bebiste desde la última vez y cuánta llevas bebida en el día?
- Mira el aporte de calorías en los valores nutricionales del paquete. Y pregúntate cuánto tiempo deberías entrenar para quemar esas calorías?
- Divide todas las comidas en dos partes. Lo que te ibas a comer de una sentada hazla en dos.
- Piensa en tu estomago en tercios. Y deja un tercio para agua, otro para comida y otro para aire. (Por lo que no comas hasta hincharte)
- Después de cada comida, por pequeña que sea, lávate la boca con pasta de diente siempre, aunque vuelvas a comer 10 minutos después.
- Intenta hacer algo productivo en tu tiempo libre. Sal a pasear con una botella de agua, lee un libro, haz ejercicios en casa, incluso puedes meditar.