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jueves, 22 de diciembre de 2022

Indicaciones para la correcta aplicación de la dieta contra la obesidad por el método fisiológico. (parte 3)







La dieta que se ha elaborado para combatir la obesidad por el método fisiológico ha sido estudiada para que, en la medida de lo posible, sea equilibrada y suficientemente nutritiva. A pesar de ello nunca debe seguirse durante más de dos semanas cada tres meses si no es bajo supervisión médica.


Para su aplicación práctica conviene que el lector tenga muy en cuenta lo siguiente:
  • La dieta se ha repartido en tres comidas: Desayuno primera comida del día; almuerzo o comida (depende de la costumbre de la región) y cena (La cena deberá tomarse dos horas antes de acostarse cuando menos.)
  • Salvo indicación en contra, en ningún caso se debe aliñar ningún plato con aceite, puesto que una cucharada de 15grs aportaría 140 calorías aprox.
  • Las piezas de fruta y las rebanadas de pan se han tomado, para el calculo calórico, las de un tamaño medio.
  • Al hacer sus cálculos, y en las sustituciones, no olvide el lector que no es lo mismo comer 100grs más de pan, que proporcionan 250 calorías, que comer 100grs más de melón o sandía (20-25 calorías) o 100grs de hortalizas o verduras que van a proporcionar como mucho unas 40 calorías.
Y no olvide que el agua por si misma no adelgaza, ayuda a eliminar toxinas. Así que, si usted quiere seguir una dieta de adelgazamiento, necesita, como todo el mundo, beber al menos seis u ocho vasos de agua al día evitando hacerlo durante las comidas. Preferiblemente media hora antes de la comida y dos horas después.


Consulte un profesional para que le elabore una dieta según se necesidad.



Principios básicos de toda cura de adelgazamiento. (parte 2)

 


Cualquier cura de adelgazamiento depende en primer lugar de la reducción en la ingestión del aporte energético (calorías), y también la firme voluntad de la persona de colaborar activamente en el proceso. Además de una alimentación cuya composición sea variada, equilibrada y saludable. Habrán de influir también las características de cada persona (edad, sexo, hábitos de vida y grado de actividad física), el contexto cultural, los alimentos disponibles en el lugar y los hábitos alimentarios de la región.


Una dieta de adelgazamiento siempre debe cumplir los siguientes requisitos:

  • La cantidad de calorías ingeridas debe reducirse de modo que la dieta diaria no contenga más de 1600 calorías ni menos de 800.
  • El contenido de sal no debe superar en ningún caso los dos gramos diarios. Hay que recordar que un gramo de sal fija una cantidad de agua 100 veces mayor.
  • A pesar de las limitaciones en las calorías, la dieta tiene que ser rica y completa, es decir, debe contener cantidad suficiente y equilibrada de sustancias funcionales necesarias (minerales, vitaminas, oligoelementos, enzimas, aromatizantes) además, por supuesto, de un suficiente aporte de nutrientes principales (Glúcidos, lípidos, y prótidos)
  • Evitar las sobrecargas de proteínas. Cosa que suele ser la más común en muchas dietas, por la saciedad que producen y la manera que aceleran el metabolismo favoreciendo la quema de grasa acumulada. Sin embargo, un exceso de proteínas (prótidos) supone la aparición de una serie de residuos tóxicos (urea, ácido úrico, etc) que deben ser eliminados y provocan una sobrecarga en el organismo.
  • La dieta debe ser pobre en grasas, es decir, debe contener como máximo 15grs de grasa solida y otros 20grs de aceite como mucho.
  • Los glúcidos han de aportarse de la forma más natural posible (frutas, patatas, cereales, etc.) para que suministren energía para la descomposición y transformación de las grasas, sin incrementar los residuos metabólicos tóxicos.

Una dieta realizada de forma consecuente, de acuerdo con estos principios, ciertamente no proporcionará resultados inmediatos, pero si un efecto duradero, conseguido lentamente y sin daños. Que terminará por convertirse en el hábito de comer bien. Diciéndole así adiós a las dietas de una manera definitiva.

 Fuente: La salud por la nutrición. 




La obesidad por sobrealimentación. (parte 1)


La alimentación mal elegida, desequilibrada e incorrectamente elaborada, es la responsable de una larga serie de manifestaciones patológicas y del desarrollo de enfermedades concretas. Esto es valido en especial para las grandes afecciones metabólicas, como el exceso de peso y la obesidad, la diabetes, la gota y el reumatismo. Estas precisamente están relacionadas con la nutrición, por lo que la dietoterapia puede ser sumamente valiosa o incluso fundamental para conseguir su mejora y curación.

 El peso normal.

 A menudo no se encuentran a mano las tablas exactas de los pesos, basadas en profundas investigaciones y estadísticas. Sin embargo, el peso corporal normal se puede calcular de una manera muy sencilla y rápida según la fórmula de Brocaschen:

Estatura en centímetros, menos 100 = Peso en kg

Así que una persona con una estatura de 170 centímetros debería pesar unos 70kgs. (si pesas más, puede que no sea cuestión de obesidad o sobrepeso, sino de que seas bajito jeje (broma)) Un exceso de peso del 15% es algo que debería hacer que saltasen las alarmas, ya que entras en el sobrepeso y a medida que aumente el porcentaje te acercarás a la obesidad.

 Causas de la obesidad.

Toda la obesidad representa un trastorno del metabolismo de los lípidos (las grasas) es decir del almacenamiento de las grasas. Y los depósitos de grasa no son más que una parte de la reserva de energía del cuerpo, en la que el tejido adiposo tiene la función de absorber la grasa entrante e ir liberando, la ya acumulada según se requiera. En este proceso se desarrollan dos importantes sucesos del metabolismo, que son:

1.      La transformación de los glúcidos en ácidos grasos y grasas completas.

2.      La disociación de las grasas en ácidos grasos.

Cuando los procesos de formación de grasas predominan sobre los procesos de descomposición, se produce la acumulación de grasa y por consiguiente la obesidad. La mayoría de las veces el  sobrepeso y la obesidad son la consecuencia de un consumo excesivo de comidas y bebidas, producto de la sobrealimentación, ya sea por estados depresivos o por aburrimiento. Y es que no se suele tener en cuenta, las golosinas, las bebidas azucaradas, ni muchos otros productos refinados que aportan considerables cantidades de esas calorías. Siendo estas casi siempre consumidas, únicamente por su sabor, en cualquier momento del día, sin tener en cuenta su valor nutricional. 

 De acuerdo a varios estudios y según las estadísticas realizadas por grandes compañías de seguros y la OMS. La mortalidad de los obesos frente a las personas de peso normal es de:

  • Diabetes 400%
  • Enfermedades cardiocirculatorias 162%
  • Enfermedades Hepáticas 200%
  • Afecciones renales crónicas 200%
  • Operaciones y operados 300%

Evidentemente hay otras muchas causas, que nos podrían llevar al sobrepeso. Factores hereditarios, trastornos en las glándulas endocrinas, etc. Pero respecto a lo que hoy nos concierne únicamente me quería referir a la alimentación.

 

Fuente: La salud por la nutrición.

Diabetes. El origen.

 






Diabetes. Naturaleza de la Enfermedad.

En términos generales, la diabetes es una enfermedad del metabolismo, en la que el organismo no se halla en condiciones de asimilar los glúcidos (azucares, hidratos de carbono) de la alimentación. En el intestino se transforman en glucosa todas las clases de féculas ingeridas con los alimentos. La glucosa procedente del intestino ya no se transforma en el hígado ni en los músculos de los diabéticos en forma de glucógeno, sino que simplemente es eliminada por la orina. La presencia de glucosa en la orina es el síntoma característico de dicha enfermedad.

Normalmente, el hígado transforma la glucosa ingerida en glucógeno, que, de ser necesario por estimulo de la hormona suprarrenal, la adrenalina, es devuelto a la sangre y los tejidos en forma de glucosa. También los músculos contienen una buena reserva de glucógeno, siempre a disposición de cualquier esfuerzo. La capacidad de transformación del hígado y de los músculos se pierde en gran parte en el momento en que resulte perturbado el páncreas por una reducción o incluso supresión total de la secreción de insulina. Según hoy ya sabemos, la perturbación puede ser también debida a una producción excesiva de la hormona contraria, es decir el glucagón. Se presenta entonces una insuficiencia relativa de insulina.

En ambos casos, el organismo se empobrece en cuanto a glucógeno, es decir, en cuanto a azúcar en reserva. A la larga, ninguna célula puede subsistir sin azúcar. Constituye éste el combustible vital. Por lo que si el organismo no recibe azucares, la forma de las proteínas y las grasas. 

Las irregularidades de asimilación y los esfuerzos excesivos de compensación por el organismo conducen a un aumento de la cantidad de glucosa en la sangre. La falta de azúcar influye también en el metabolismo de la grasa, pues esta es “quemada en el fuego de los hidratos de carbonos” Pero sino puede ser desintegrada en su totalidad, los productos intermedios se acumulan en la sangre y hacen finalmente su aparición en la orina, como los denominados compuestos cetónicos. Estos son ácidos, que para su fijación y neutralización, agotan las reservas alcalinas de la sangre y acidulan, por consiguiente, la sangre (acidosis). El aliento huele a acetona. Además, la acetona actúa como narcótico y es causa del estado comatoso o perdida de conocimiento. La desaparición absoluta del azúcar en la sangre y los tejidos constituye un peligro mortal, pudiendo afectar especialmente el cerebro...

Fuente: La salud por la nutrición. 

La nutrición (el queso) y la depresión.


 


La depresión también muestra relaciones muy significativas con la nutrición. Esto se hace más patente cuando los enfermos son tratados con medicamentos antidepresivos o neurolépticos (antipsicóticos) que pertenecen químicamente a los inhibidores enzimáticos. Al ser inhibidores de enzimas, son incompatibles con ciertas clases de alimentos, por ejemplo, los quesos fermentados, los cuales pueden producir de hecho, graves complicaciones. Se han llegado a observar diferentes sintomatologías como dolores de cabeza, vómitos, taquicardia, elevación de la presión sanguínea etc.

Los bioquímicos opinan que ciertas clases de quesos contienen un aminoácido que se convierte por fermentación bacteriana en Tiramina (aminoácido que ayuda a regular la presión arterial, ocurre naturalmente en el cuerpo y se encuentra en ciertos alimentos.), la cual actúa como tóxico al acumularse en el organismo y no poder ser oxidada. Son precisamente los medicamentos inhibidores de las enzimas, los que impiden esa oxidación. Para las personas que estén bajo los efectos de estos medicamentos, un trozo de pan untado con queso fermentado podría resultar peligroso.

La vitamina B6 y la depresión.

La vitamina B6 es una vitamina hidrosoluble. Las vitaminas hidrosolubles se disuelven en agua por lo que el cuerpo no las puede almacenar y se eliminan a través de la orina, por eso es muy importante incorporarla a nuestra dieta. Es una de las responsables de producir glóbulos rojos ayudando al sistema nervioso a recuperarse en situaciones de estrés y ansiedad. En algunos estados calificados como humor depresivo, se observa también la falta de vitamina B6 que puede corregirse con medicamentos y a largo plazo con una nutrición rica en esta vitamina. Los alimentos que la contienen en abundancia son la levadura, los cereales integrales, el germen de trigo, la soja, las lentejas, los higos, las uvas pasas, las nueces, las espinacas etc.

Concluyendo: No hay nada malo en comer queso (NO ES EL ASESINO SILENCIOSO QUE ALGUNOS TANTO ASEGURAN) siempre y cuando su ingesta se haga de una manera moderada. Muchos se refieren a la curación del queso, como estado de putrefacción. Y que durante este proceso la proteína se pudre o deteriora, se acumulan las grasas saturadas y por ende pierde una gran cantidad de su valor nutricional. Algo similar se podría decir de la fermentación del vino y de otros muchos productos. Sin embargo no es así. Es simplemente una cuestión de sentido común.













miércoles, 21 de diciembre de 2022

El sueño...

 

Los mejores nutrientes para el sistema nervioso.

Para protegerse o curarse de las enfermedades nerviosas, no solo se necesita una alimentación adecuada. También se necesita luz, aire, sol, ejercicio físico y una vivienda sana. La vivienda además debe permitir la tranquilidad y un sueño sano y natural. Sin esto, es inútil un tratamiento dietético. Por ello, hemos de ocuparnos detalladamente del sueño.

El mejor alimento de los nervios: El sueño.

Desde los tiempos más remotos la humanidad conoce el enorme beneficio de un sueño reparador y desde aquellas lejanas edades, se preocupan los médicos, siglo tras siglo de que sus pacientes disfruten de ese beneficio, ya que constituye una premisa ineludible para la salud. Por eso, no puede ser sorpresa que los somníferos vengan constituyendo un elemento esencial en la farmacopea médica, así como de la medicina popular en muy diversas formas. Sin embargo, recurrir a los somníferos por no tener un hábito de sueño saludable puede ser un problema, porque estos derivan de un reducido número de compuestos químicos, que provocan un efecto narcótico completo. Y es que su primera acción es la anulación de la conciencia. A esto sigue la paralización de los centros cerebrales inferiores. Es el equivalente a si te dieran un golpe muy fuerte que consiguiera desmayarte, lo que a pesar de la inconciencia, no se denomina sueño.

 Sueño natural.

Durante el sueño se desarrollan poderosos y eficaces procesos de recuperación. Y precisamente es esa nueva acumulación de energía absolutamente necesaria la que en el “sueño” producido por somníferos falta por completo, ya que estos, al igual que los narcóticos, ejercen una acción paralizadora en el cerebro y en los centros del tallo cerebral y, lo que no es menos importante, en todo el metabolismo. A día de hoy no se conoce en realidad ningún somnífero, pues no se conoce ninguna materia capaz de provocar el sueño fisiológico, influyendo directamente en el centro del sueño en nuestro organismo.

 Utilidad de las plantas medicinales.

 El insomnio nervioso es un trastorno que reacciona muy bien a los tratamientos tranquilizantes a base de plantas medicinales, como la tila, la valeriana y el lúpulo. A la acción de estas plantas se debe unir el evitar las cenas abundantes. Se tomará un refrigerio ligero preferiblemente a base de frutas, dos horas y medias antes de acostarse. Por supuesto se exige la supresión completa de todos los excitantes tóxicos (tabaco, alcohol, café, té, etc)


Consultar siempre la ayuda de un profesional. No automedicarse. Google no es médico. Ni este blog una consulta médica.