El día anterior.
Come poco y a menudo, durante
todo el día. Elige a la hora de comer alimentos ricos en carbohídratos, que
llenen tus depósitos de glucógeno, con poca
grasa y con un contenido moderado en proteínas, para no sobrecargar tu
sistema digestivo. Darte un festín para cenar puede influir en tu descanso
alterando tus horas de sueños.
Comer alimentos nuevos puede
influir negativamente, porque el cuerpo puede tardar bastante más en
asimilarlos. También deberíamos evitar los alimentos que producen gases como el
brócoli, las coles de brúcelas, la coliflor y las comidas con muchas especias.
Lleva una botella de agua
contigo todo el día y no dejes de beber de forma regular. Deberías beber al
menos dos litros de agua y uno de alguna bebida isotónica.
El día
de la competición. (Competiciones de larga duración.)
Al menos dos horas antes de la
salida haz una comida rica en carbohidratos, pero no muy abundante. No has de
tomar nada de fritos, salchichas, bacón, como tampoco lácteos ni nada que
contenga niveles muy altos de grasas en general. Todos los alimentos antes
mencionados son de absorción lenta y no aportarían un valor energético inmediato
ni durante la prueba.
Si fueran los nervios los que
no te permitieran comer o tienes poco tiempo. Puedes tomarte un batido de suero
o simplemente háztelo con un Yogur desnatado, un plátano y azúcar moreno.
Controlar lo que comes antes y
durante la competición será un factor clave que podrá marcar la diferencia
entre la victoria y la derrota. Con el estomago demasiado lleno no te sentirías
lo suficientemente cómodo como para rendir al cien por ciento. Y con el estomago
vacío te podría faltar la energía suficiente como para completar la prueba con
un buen tiempo. Creo que estos consejos
les podrán ser de gran utilidad, aunque lo ideal sería consultar a vuestro
entrenador, nutricionista, porque esto son solo consejos generales y necesita
tener en cuenta muchos otros datos y aspectos.