El crecimiento muscular requiere de tres cosas:
- Estimulo
- Combustible
- Reparación
- El estimulo (Ejercicio Físico) hace que el músculo trabaje, agota sus depósitos de energía y produce daños microscópicos en las fibras musculares. Después del ejercicio, el musculo debe rellenar su depósito de combustible y repararse a sí mismo. Suponiendo que el estimulo haya sido de suficiente intensidad, el músculo se adaptará (crecerá) durante el proceso de reparación. El musculo se adapta al ejercicio de tal modo que estará mejor equipado y estará funcionalmente más receptivo para cuando reciba el siguiente estimulo. Los tres tipos de adaptaciones que hay son: Neurológica, Anabólica, y Metabólica. De todas ellas hablaremos más adelante.
- Durante los ejercicios los músculos obtienen la energía de una sustancia denominada Adenosin Trifosfato (ATP). Esta unidad energética tiene tres fuentes: Fosfocreatina, glucógeno y oxígeno. Que actúan en una determinada secuencia, siguiendo un orden muy específico. Al comenzar la primera repetición, la fosfocreatina proporciona la primera dosis de energía. Esta sustancia se almacena en el interior de los músculos, sin embargo, su aporte dura tan solo unos 10 segundos. A partir de este momento el ´Glucógeno toma el relevo como proveedor de energía. Su conversión química, libera acido láctico, como producto de desecho, siendo la hiperproducción de este ácido en el musculo la que conduce al dolor quemante y a la fatiga muscular en dos o tres minutos.
- Durante la fase de Reparación (Recuperación), los almacenamientos energéticos musculares de glucógeno y fosfocreatina se restablecen a partir de los carbohidratos de la dieta y la creatina. Las fibras musculares dañadas se reparan a través de la síntesis proteica, utilizando los aminoácidos que aporta la dieta. Es importante decir que estos procesos de reparación generan fibras musculares más grandes.