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viernes, 20 de noviembre de 2015

Alimentación errónea en Hidratos de Carbonos.

Los hidratos de carbonos simples inducen al páncreas a secretar una gran cantidad de insulina (La función de la insulina es regular los niveles de azúcar en la sangre). El aumento brusco de insulina produce un descenso en el nivel de la glucosa en la sangre. Puesto que la insulina es la encargada de asimilar y almacenar la  glucosa en la sangre para que sea transportada a todos los órganos y a los músculos. Este descenso de glucosa en la sangre nos da una mayor sensación de hambre, por lo que nos induce a comer en la mayoría de los casos sin orden ni medida. Este abuso excesivo de comida, y digo comida y no alimentos durante un tiempo prolongado termina desencadenando en malas digestiones por el estrés al que se ve sometido nuestro sistema digestivo con tanto desorden en las comidas y los excesos de azucares refinadas y grasas saturadas. 

Como es lógico no solo acarrea el problema antes mencionado sino muchos otros entre ellos la diabetes, problemas circulatorios, coronarios y así podría seguir con una larga lista. Sin embargo lo que nos ha traído hasta aquí a escribir este articulo ha sido uno de los males más frecuentes de esta mala alimentación como lo es el sobrepeso. Y es que nuestro cuerpo en la mayoría de los casos gestiona con tanta eficiencia estos excesos, que termina por acumular en grasas estos hidratos y no eliminándolos como la mayoría desearíamos. 

Conclusión:

Cualquier producto que lleve azucares y harinas refinadas y una gran cantidad de grasa o podría decirse fritos, son perjudiciales para nuestro organismo si se consumen con demasiada frecuencia o llegan  a ser los substitutos regulares de nuestras comidas. Siempre será mejor obtener la glucosa y a la vez ese punto de energía de cosas tan naturales como pueden ser las frutas. Todas ricas en vitaminas, minerales y fibras. 


miércoles, 18 de noviembre de 2015

Mantenerse nutricionalmente equilibrado.

Disciplina Dietética.

Nuestra alimentación debe tener un propósito estrictamente nutricional y no solo el de satisfacer el hambre o el simple acto de comer por aburrimiento. Por eso añadir productos a nuestra ingesta calórica diaria porque nos agrada el sabor de algo puede provocar una cierta tendencia a una alimentación desequilibrada para nada saludable a nuestro organismo. Esto es algo básico de primaria, pero saber las cosas y no aplicarlas es el más común de nuestros errores diarios.

Es muy sencillo el prevenir este tipo de faltas. Y para que no tires al trasto toda una tarde de tu sesión de trabajo en el gimnasio, te voy a hacer una sencilla recomendación: 
Has del desayuno una de tus comidas más importantes, si ingieres hidratos de carbonos preferiblemente de absorción lenta como pueden ser los cereales combinados con legumbres y proteínas para desayunar. Te garantizo no sentirás esa hambre voraz durante el resto del día ni en ninguna de tus posteriores comidas. Pudiendo merendar con frutas y cenar una ensalada ligera. 

A la mayoría de las personas no les apetece comer nada a primera hora, lo sé. Pero eso es tan sencillo como que si te hartas a las 22:00 horas y te acuesta a las 00:00 y teniendo en cuenta que durante el sueño nuestro ritmo cardíaco se ralentiza y con él, evidentemente  el sistema circulatorio. Tardarás mucho más en hacer la digestión, porque todo el alimento de la noche anterior, para la mañana siguiente no habrá salido aún del estomago. Así que durante la mañana y probablemente hasta dos horas después de haberte puesto en marcha no sentirás la necesidad de tomar algo más que un café o un zumo de naranja. 

Con el consecuente problema de que para cuando te apetezca es muy probable que no tengas nada saludable a mano y empieces a zampar bollería industrial, como si no hubiera un mañana. Entrando en el bucle de comer por comer, porque tienes hambre o simplemente no te dio tiempo a prepararte nada.

Mi consejo:

Si logras hacer un desayuno en condiciones cosa que te tomará algo de tiempo, sobre todas las cosas porque necesitas crear el hábito. Podrás llevarte un taper con ensalada o algunas piezas de frutas. Reduciendo así el centro de atención de tu alimentación al contenido calórico de los alimentos (proteínas, grasas y carbohídratos). Evitando que el hambre te distraiga de cuestiones tan importante como lo son tu salud y estado físico.